martes, 20 de septiembre de 2011

Berlanga del Duero, tierras castellanas, tierras sorianas (III)


Para este tercer y último post sobre Berlanga hemos dejado el Castillo y el dónde comer y dormir.

Berlanga del Duero, en tiempos de guerra entre los cristianos y los invasores del Islam, era ciudad fronteriza y como tal, unas veces era cristiana y otras, musulmana. Dependía de que el número de atacantes fuera mayor que el de los defensores. Los que vencían degollaban a los derrotados, volvían a fortificar la ciudad y a esperar el ataque del enemigo. Lo de Fort Navajo en el Lejano Oeste era cosa de niños en comparación de cómo se las gastaban en estos tiempos de Cruzadas y Reconquista, porque no hay guerras más feroces que las que se libran por la religión.



Así los musulmanes edifican una fortaleza o alcazaba en el siglo X en lo alto de la colina que domina la Villa, que vendría a apoyar la defensa de la “línea del Duero” que la constituían las fortificaciones de las poblaciones de Osma, Gormaz y San Esteban de Gormaz. Son durante los siglos X y XI cuando el castillo cambia de manos unas cuantas veces, hasta que en 1085 Alfonso VI la conquista definitivamente. Por el avance de las tropas cristianas, la frontera entre ambos bandos bajaría hasta la provincia de Toledo.



En el siglo XV la familia de Tovar edifica un castillo sobre las ruinas de la fortaleza árabe. Entre 1512 y 1528, por petición del Marqués de Berlanga, se rehace el castillo y su constructor Benedetto de Ravenna, que ya había edificado los castillos de Gibraltar y Melilla, tira los restos de la fortaleza anterior excepto la Torre de Homenaje y el aljibe y levanta una fortaleza artillera renacentista. Lo construye con cuatro impresionantes torres circulares en las esquinas con un grosor de muralla que llega a los seis metros, siendo los dos torreones que dan a la Villa los más protegidos, para defenderse de ataques artilleros.




El lado Sureste del castillo está protegido por la naturaleza ya que hay un despeñadero de más de 60 metros que acaba en las Hoces del río Escalote, afluente del Duero.







Alrededor de la colina hay una muralla, que fue levantada alrededor del castillo medieval, formada por veinte cubos semicirculares que rodea los restos del palacio renacentista






Detalle de su esbelta torre del Homenaje de estilo vallisoletano con sus ocho garitones.





Atravesamos la Puerta del Mercado, que se encuentra junto a la fachada del Palacio y que data de la Edad Media, y nos encontramos con la fuerte pendiente para subir al castillo. En ese momento, nos trasladamos al pasado y nos imaginamos semejante subida cargados de espada, lanza, casco, mallas y escudo intentando conquistar la fortaleza. Dudamos que llegásemos a sus muros, pero si lo lográsemos sería en un estado deplorable de fuerzas y siguiendo con la imaginación les diríamos a los defensores “Chicos tranquilos, no nos echéis el aceite hirviendo, que ya venimos quemados”, y a continuación nos daríamos media vuelta y que luchase la amante del Rey.




Una vez realizada las muchas visitas, tenemos un hambre de muerte y no podemos irnos de la Villa sin visitar Casa Vallecas, un restaurante con excelente producto, donde bordan los platos de caza y el lechazo, con buena bodega y con una excelente Relación/Calidad/Precio.



Que después de comer no nos queremos mover de la Villa, pues sin problemas. Junto al restaurante está el Hotel Fray Tomás que se encuentra ubicado en lo que fuera la Casa Palacio de los Marqueses de Tovar y Velasco.

Otro lugar donde uno se puede hospedar es La Casa Rural Los Galápagos pero sólo la alquilan en su totalidad, con sus 7 habitaciones, por lo que ésta posibilidad solo es viable si se va en grupo.




Berlanga del Duero, una bonita Villa que tiene mucho que ofrecer al viajero. ¡Repetiremos!

Casa Vallecas
Real 16
Tlfn 975 34 30 33

Hotel Fray Tomas
Real 16
Tlfn 975 34 31 36

Casa Rural Las Galápagos
Yubería Alta s/n
Tlfn 975 34 32 95

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